Se han contabilizado hasta el momento 276 personas fallecidas y otras 350 resultaron heridas el sábado en el peor atentado terrorista de la historia de Somalia.
Dos vehículos bomba hicieron explosión con poco tiempo de diferencia en el centro de la capital, Mogadiscio, dejando decenas de cadáveres calcinados, edificios destruidos y hospitales a rebosar de heridos.
Testigos relataron que la onda expansiva se dejó sentir en toda la ciudad y que provocó una columna de humo negro de tres kilómetros de altura. La segunda detonación, de menor intensidad, tuvo lugar instantes después cerca de un mercado en el distrito de Wadajir.
El director del servicio de ambulancias de la ciudad, Abdikadir Abdirahman, ha informado este lunes a Reuters que «el balance todavía tiene que subir porque algunas personas siguen desaparecidas«. El paisaje tras el ataque era dantesco. “Es muy difícil tener una cifra precisa porque los cadáveres fueron trasladados a diferentes centros médicos y algunos fueron retirados directamente por sus allegados para ser enterrados”.
El presidente somalí, Mohamed Abdullahi Mohamed, conocido como Farmajo, hizo un llamamiento para pedir donaciones urgentes de sangre y declaró tres días de luto oficial con las banderas a media asta. “El horrible ataque de hoy [por el sábado] muestra que nada detendrá a nuestro enemigo a la hora de provocar a nuestro pueblo dolor y sufrimiento. Mantengámonos unidos contra el terror”, dijo a través de su cuenta de Twitter, añadiendo un lacónico “No vencerán”. En un discurso televisado insistió en que el ataque iba dirigido contra “civiles inocentes” y no contra responsables del Gobierno, una muestra de su “falta de piedad”.
Este domingo, cientos de habitantes de Mogadiscio se echaron a las calles de la ciudad en una marcha convocada contra la violencia terrorista y para expresar su cólera por el atentado del sábado. Muchos manifestantes, que corearon eslóganes contra la violencia, llevaban trenzas rojas y blancas en el pelo en señal de duelo por los fallecidos.
El ataque fue autoría de Al Shabab, un grupo terrorista de corte islamista radical, cuya fundación tuvo lugar hace una década y que en 2012 manifestó su adhesión a la nebulosa de Al Qaeda. En la actualidad y tras su expulsión de los principales centros urbanos y sobre todo de la capital, controla zonas rurales de Somalia y se estima que puede estar integrado por unos 7.000 combatientes.
Con información de El País
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