En la geografía mundial ha emergido un nuevo volcán: la Dirección de Comunicación de la Casa Blanca. Un puesto en agitación constante y cuya última ocupante, Hope Hicks, de 29 años, ha decidido abandonar al día siguiente de declarar sobre la trama rusa. Integrante del círculo íntimo presidencial, Hicks alegó que dejaba el cargo porque “sentía que había completado su ciclo” y que era un buen momento para «explorar oportunidades fuera». Un argumento que no convenció en Washington.
Hope Hicks, ex Directora de Comunicación de la Casa Blanca, el martes pasado prestó declaración durante ocho horas ante el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes. Hicks admitió haber contado “mentiras piadosas” desde su puesto, pero negó haber engañado en nada vinculado a la investigación sobre la supuesta coordinación del equipo de campaña de Trump con el Kremlin. Las críticas por estas palabras no se hicieron esperar y 24 horas después presentó su dimisión.
La cercanía de Hicks con Trump es lo que alienta el interés del Fiscal en la causa. Ex modelo sin experiencia política, siempre en la sombra y dispuesta a ayudar, el multimillonario pronto la consideró de máxima confianza. Su salida ha sido perfectamente coordinada para evitar suspicacias.
Desde que asumió Trump, la Dirección de Comunicación, se ha vuelto lo más parecido a un campo de minas: Cinco personas, con una media de 70 días en seis periodos, han ocupado la plaza desde la victoria electoral. Hicks, con 196 días, ha sido la más longeva. Aún no se conoce quién será el sucesor. Posiblemente esté haciendo cálculos. Los estallidos presidenciales son constantes y no hay día en que la narrativa del gabinete no quede superada por Trump y su inveterada costumbre de disparar sus comentarios en Twitter.
Con información de El País
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