Hace varios meses, los investigadores recuperaron el fósil completo del pequeño lagarto, atrapado en ámbar, de los depósitos de ámbar Simojovel al norte del estado de Chiapas, México.
La característica más notable de este fósil es el tejido blando y el hecho de que la piel de las vértebras fue bien conservada en el ámbar desde tiempos prehistóricos.
Se exhibe actualmente en el Museo del Ámbar en San Cristóbal de las Casas.
Francisco Riquelme, del instituto de física de la UNAM, dijo que el fósil de lagarto mide aproximadamente 4,5 cm por 1,3 cm y era «un completo y articulado animal que también conserva restos de tejido blando y la piel».
«Los especímenes fósiles encontrados a la fecha tienen al menos 23 millones de años, que es la edad del ámbar que se extrae en Simojovel, Huitihupan, El Bosque, Pueblo Nuevo, Palenque, Totolapa y Malpaso,» dijo Gerardo Carbot, director del Museo de Paleontología de Chiapas.
El ámbar es una resina de árbol que por lo general contiene pequeños restos de plantas y animales, es raro encontrar vertebrados completos.
En agosto pasado, los científicos descubrieron el fósil más antiguo conservado en ámbar, un ácaro de 230 millones de años de edad, en el noreste de Italia.
«Los dinosaurios han ido y venido, pero los ácaros apenas han cambiado», señala David Grimaldi, del Museo Americano de Historia Natural, en Nueva York, “Su forma es muy similar a lo que vemos en los ácaros de hoy».
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