Su padre lo abandonó, no sabían que irían a comer al día siguiente, ni donde dormirían, a los 9 años se fue de su casa a pedirle trabajo al Presidente Perón.
El sólo, se fue en tren, llegó al sitio donde le dijeron que estaría el Presidente; entre una multitud llegó al coche, un policía lo quitó, pero Perón lo vio y dijo: “Dejen que se acerque.” El pequeño se acercó y subiéndose al estribo del coche convertible, le dijo a la esposa del presidente: “¿Hay trabajo?” Ella lo miró y dijo, “Hasta que alguien viene a pedir trabajo y no limosna.”
Quizá esos grandes contrastes en su vida y el trabajo constante desde pequeño, el andar de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad, fue lo que dio como resultado a un hombre de contrastes, con un arte musical vasto, un viajero constante e incansable que visitó casi 170 países.
Hablamos de Facundo Cabral quien conoció las letras gracias a un sacerdote jesuita.
Facundo fue un hombre de todas y de ninguna parte, como él decía, “No soy de aquí ni soy de allá.”
La noche que la cantó por vez primera estaba totalmente ebrio, y lo sentaron entre una mesita y el piano para que no se cayera, fue entonces que Cabral tomó la guitarra e improvisó “No soy de aquí, ni soy de allá.” Después Jorge Cafrune su amigo y cantante le habría pedido la letra de la canción a Cabral y éste no la recordaba.
Al día siguiente un amigo de Cabral, Jacobo Timerman lo invitó a cenar, después de la cena le regaló un cassette (de esos que eran para grabar), Facundo le pregunto sobre el contenido del cassette, a lo que Timerman le dijo, “Es la canción que cantaste anoche en medio de tu borrachera.”
Facundo tardó muchísimo tiempo en registrarla, porque no estaba seguro que fuera de él, fue una canción que estuvo en constante modificación, un día la cantaba de una manera y otro día le cambiaba alguna cosa. El primero en grabarle la canción fue su amigo Cafrune, esta versión inicia con la canción silbando.
“No soy de aquí ni soy de allá” fue grabada en más de 700 versiones en casi 30 idiomas distintos.
La propuesta artística del Maestro Cabral es difícil de encasillar, él decía que no era más que un trovador o contador de historia, un juglar, sin embargo, para muchos él era más que un cantante y lo veían como un filósofo de la vida.
Un día julio de 2011, en Guatemala, a las 5:20 de la mañana, al «vagabundo first class» (cómo él se llamaba), le arrancaron la vida unos sicarios que lo confundieron con un empresario vinculado al narcotráfico.
«Cada hombre justo es una buena noticia, cada cantor es una buena noticia, porque cada cantor, es un soldado menos»…decía el maestro, y quizá tenía razón, porque al menos yo creo firmemente que «Un niño que toma un pincel o un instrumento musical en sus manitas difícilmente la cambiará por un arma» ¿a poco no?
No sé ustedes, pero ya me dieron ganas de escuchar una canción del Maestro Cabral… ¿me acompañan?
¡ Hasta la próxima semana !
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