Se trata de la enésima prueba de armamento realizada por Pyongyang, que durante los últimos años ha acelerado el desarrollo de su programa nuclear.
El desafío fue mayor esta vez porque el proyectil recorrió más distancia de lo habitual y cruzó territorio de un país ajeno. El primer ministro nipón, Shinzo Abe, pidió una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que se llevará a cabo este martes en Nueva York.
La Casa Blanca, emitió un comunicado en el que señalaba que «todas las opciones» están sobre la mesa. «Estas actos amenazantes y desestabilizadores solo aumentan el aislamiento del régimen norcoreano en la región y el resto del mundo», agregaba la declaración del presidente Donald Trump.
El misil voló unos 2.700 kilómetros y alcanzó una altitud máxima de unos 550 kilómetros, según datos del Ejército de Corea del Sur citados por la agencia Yonhap. Cruzó los cielos de la isla de Hokkaido, situada en el norte del archipiélago japonés, y cayó al mar a unos 1.200 kilómetros al este del territorio nipón.
No es la primera vez que un proyectil norcoreano atraviesa los cielos del país: el último lo hizo en 2012, cuando Pyongyang disparó un cohete cuya trayectoria sobrevoló las pequeñas islas de Okinawa. También sucedió en 2009 y en 1998, pero en todos estos casos el régimen norcoreano alegó que se trataba de cohetes para supuestamente poner en órbita satélites y había avisado con antelación de que los iba a lanzar. No fue así en esta ocasión, porque el disparo fue realizado con objetivos militares.
Con información de El País
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