Hay que reconocer el mérito de un actor que se hace insustituible en un rol. Ahora nos hemos acostumbrado a especular sobre quién será el nuevo James Bond, pero no debemos olvidar que Sean Connery alguna vez dejó el papel de 007 y regresó por él tras una película “de descanso”, con el fin de satisfacer a una audiencia que clamaba por verlo interpretar al imponente operativo de MI6.
Algo similar le sucede a Matt Damon, quien vuelve al rol titular en ‘Jason Bourne’ (d. Paul Greengrass). El actor aparentemente había cedido la franquicia a Jeremy Renner para ‘El Legado Bourne’ (2012), aunque no en su mismo papel sino en el de un agente de similar origen. La taquilla no respondió favorablemente, así que sólo había una jugada posible para los estudios: traer de regreso a Damon.
Este Bourne ya ha pasado por varias interesantes revelaciones en torno a su misterioso origen a lo largo de tres películas previas, así que es necesario hacerle avanzar en su desarrollo como personaje, y nos confiesa al inicio de la película que “lo recuerda todo”. Hay algo en particular dentro del pasado de Jason que le provoca un gran conflicto interno, y es el no saber a ciencia cierta cuáles fueron las circunstancias de la muerte de su propio padre, quien también formaba parte del cruento programa encubierto de la CIA conocido como Treadstone.
Bourne cultiva una existencia austera y brutal, de pleitos a mano limpia y culpabilidad por las decenas de asesinatos que perpetró mientras era controlado por sus mentores. Durante el proceso de expiación es contactado por un rostro familiar de sus aventuras anteriores, Nicky Parsons (Julia Stiles), quien le advierte de un resurgimiento de Treadstone encabezado por el maquiavélico director de la CIA Robert Dewey (Tommy Lee Jones). Los riesgos para la seguridad nacional implícitos en la relación entre Dewey y el genio de la tecnología Aaron Kalloor (Riz Ahmed) son razón suficiente para involucrar a Jason en una nueva trama llena de intriga, persecusiones y tiroteos en exóticos destinos alrededor del mundo.
Todos estos elementos nos son familiares en esta franquicia, basada en las novelas de Robert Ludlum. Y sin embargo el director Paul Greengrass logra refrescar lo suficiente sus diversos componentes para distinguir esta película de sus predecesoras. De acuerdo, ‘Jason Bourne’ carece de un conflicto tan relevante como en otras ocasiones, pero los misterios que le quedan por develar al protagonista siguen siendo efectivos para que hagamos la inversión emocional que la trama exige.
Algo que definitivamente funciona en todos los filmes de esta serie son las actuaciones, y esta entrega no es la excepción. Además de Damon y Jones contamos con Alicia Wikander como lugarteniente de Dewey y de un asesino despiadado a cargo de Vincent Cassel que ofrece un adversario formidable para nuestro héroe.
El otro gran acierto de la película consiste en su devoción hacia los efectos visuales prácticos y una mínima dependencia de los gráficos por computadora. La violencia y las explosiones se sienten en carne propia, cada impacto de bala y cada hueso roto resonando en nuestra mente como deben hacerlo en la atribulada mente del protagonista. La historia desemboca en una colosal y destructiva persecución vehicular a través de Las Vegas que no escatima recursos en lucir impresionante. No me puedo imaginar lo que se presupuestó en automóviles para convertir en chatarra durante esta producción.
En un verano donde las secuelas han sido mayoritariamente anticlimáticas, es claro que ‘Jason Bourne’ nos devuelve un poco de las satisfacciones que esperamos encontrar en productos que tienen bien clara su misión y los pasos a seguir para resolverla. Así como nos cuesta trabajo en un Tony Stark que no sea Robert Downey Jr. o en un Wolverine sin el familiar rostro de Hugh Jackman, también hay que incluir a Matt Damon como alguien que se adueñó de Bourne y sigue sabiendo cómo explotar su presencia en la pantalla. No tiene mucho caso discutir qué lugar ocupa esta entrega dentro del historial de la franquicia: basta saber que la fórmula sigue intacta y que, aunque el protagonista crea estar llegando al final de las respuestas, todo indica que hay Jason Bourne para un buen rato más.
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He dirigido revistas como Men'™s Health, ESPN Deportes y SOBeFiT, pero mi pasión es ver, analizar, diseccionar, eviscerar y disfrutar películas, tanto en el podcast Finísimos Filmes como en diversas colaboraciones y columnas. Maté a un hombre en el ring. OK, quizá no, pero sería una gran historia'¦