Trastorno dismórfico: “Tengo chueca la nariz y no puedo salir de casa”

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Como les comentaba la semana pasada existen seis trastornos somatoformes, esto es, trastornos mentales que afectan al cuerpo en la realidad o en la fantasía como si fuera una enfermedad física real o un defecto físico sin serlo. En este tipo de trastornos NO existen razones físicas demostrables o mecanismos fisiológicos que expliquen las dolencias y los síntomas, sin embargo el paciente no está mintiendo, no se está inventando su padecer, sino que en verdad sufre, pero ello se da a partir de procesos psicológicos y no fisiológicos.

El segundo tipo de trastorno somatoforme que quiero comentar es el trastorno dismórfico, en el que la persona se preocupa por un defecto físico imaginario cuando en verdad no tiene nada de especial. Con frecuencia tienen relación con la piel de la cara, y se imaginan con granos o defectos en el cutis, excesivo vello facial, etcétera. La forma de la nariz, la mandíbula, las cejas, la calvicie a veces forman parte de estas preocupaciones obsesivas, pero puede ser cualquier parte del cuerpo que, ante la mirada de los demás, es completamente normal, como los pies, los senos, las nalgas, en fin. También puede ser que la persona se queje de su olor corporal o de su aliento.

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La obsesión puede llegar a ser incapacitante pues la persona a veces no puede ni salir de casa; asiste a diversos cirujanos plásticos o dermatólogos para intentar corregir el defecto imaginado. Es frecuente que se presenten actitudes obsesivo-compulsivas o depresión.

Las conductas de evitación pueden ser totales o parciales. En los casos mas leves el individuo quizás no se puede cambiar la ropa frente a los demás en un gimnasio, por ejemplo, en otros casos se dan conductas de camuflaje como usar ropas holgadas o mucho maquillaje, y en el peor de los casos la evitación es total y el individuo no sale de casa, o de su baño incluso. En estos casos más graves el aislamiento social es total y puede llevar al suicidio.

El “defecto” que genera la obsesión del individuo puede ser fija e inamovible, o puede cambiar a lo largo de los años. Se van instaurando conductas de comprobación cuando la persona se asoma varias veces al espejo, o de reaseguramiento cuando preguntan una y otra vez a otras personas o a especialistas si la zona en cuestión está bien o no.

No se aplica este criterio diagnóstico en casos de anorexia, cuando la paciente se ve gorda aunque esté en los huesos, ni en casos de transexualismo, cuando uno cree que nació con el sexo equivocado.

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Como siempre recomendamos, este tipo de paciente tiene que acudir a psicoterapia con un especialista, y a veces le sirve ver a un psiquiatra y ayudarse con psicofarmacos.

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Psicoanalista y psicoterapeuta de adolescentes y adultos. Docente de posgrado y ex coordinadora del Doctorado de la Asociación Psicoanalí­tica Mexicana, por su interés en la investigación en temas relacionados al psicoanálisis. Autora de diversos escritos tanto académicos como de divulgación y dos libros: 'Mitos del Diván' y 'La compulsión de repetición: La transferencia como derivado de la pulsión de muerte en la obra de Freud.'

Coautora del libro "Misión imposible: cómo comunicarse con los adolescentes" junto con Martha Páramo Riestra de Editorial Grijalbo 2015

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