Ser mamá y amamantar: dudas y reflexiones en cuanto a los aspectos emocionales del amamantamiento

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Ahora que es la semana en que se celebra a las madres y el ser mamá, quise aportar un artículo que ayudara con las angustias de aquellas mamás que apenas tienen a un primer bebé y que padecen muchas inquietudes sobre el amamantamiento. Para mi fortuna, la psicoanalista Sofia Nahmad (sofamt@yahoo.com.mx) nos da su opinión desde su expertice en este tema. Leamos:

 

Tuve la oportunidad de asistir a un debate acerca de la lactancia materna, el objetivo era poner sobre la mesa lo que se piensa acerca de cuánto tiempo es bueno lactar, si es buena la libre demanda, o si es mala, si hay que dejarlos llorar, y si afectamos a los hijos cuando una madre decide no dar leche materna.

Esto me lleva a reflexionar sobre la cantidad de veces que buscamos respuestas inmediatas, precisas, que nos garanticen que no nos vamos a equivocar en esto de las maternidad.

Esta exigencia social y también personal de cumplir como madres, sin errores, viendo por el otro, escuchando a otros y dejando de escucharnos como madres y mujeres.

Y es que pienso que lo que nos caracteriza como seres humanos justo es la parte vulnerable que poseemos, esto de la no perfección que al mismo tiempo es lo que nos hace más bellos, esto de la diversidad que nos complementa, por eso mi respuesta es saber escucharnos.

¿Qué opino yo sobre la posibilidad de lactar?

Justamente que este es un proceso que decide la madre. Efectivamente la leche materna como alimento aporta todos los nutrientes necesarios y fomenta el vínculo materno infantil, cuando se logra establecer una buena lactancia. Puede ayudar a la madre a evitar una depresión posparto y ambos, madre y bebé, pueden salir beneficiados de este acto.

Sin embargo, hay madres que se les dificulta amamantar o no lo desean y en esta situación pienso que existen otras posibilidades para formar un buen vínculo y también una adecuada alimentación.

Por eso pienso que escuchar la historia de cada quien es lo importante; no existen recetas para este proceso, no todas las mujeres deseamos lo mismo, y para cada una un mismo acto tiene diferentes significados.

Si una madre decide lactar, ¿cuánto es el tiempo optimo? Es una decisión personal, pero vivimos en una sociedad que critica muchas de estas decisiones.

Los primeros meses son los más importantes en cuando se da leche materna.

La Liga de la Leche opina que se puede amantar al bebé hasta que este lo necesite, esto puede ser aún hasta los 3 años de edad.

Es importante aclarar que un niño ya de un año, que come sólidos, que camina, que ha adquirido cierta independencia, realmente ya no necesita la leche materna como alimento principal y el vínculo se establece precisamente a partir de este ir y venir del niño al separase de la madre, de los encuentros y reencuentros que vive con la esta, y no de estar pegado a ella.

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Con esta tendencia de pensar que, entre más pegados los niños a la madre, es la manera en que se les va brindar mayor seguridad, se ha dejado de lado existe una frustración optima, y que es a partir de esta, y no de estar en una simbiosis constante, que se forma y fortalece un yo.

Por otro lado, al decir que el amamantamiento debe durar hasta los tres años, es importante conocer lo que el niño vive a los 3 años; La autora psicoanalítica Margaret Mahler explica que a los tres años se cierra el proceso de “Separación-Individuación”, proceso donde este niño ha logrado internalizar a la madre, esto quiere decir que al no estar con ella, ya la puede llevar dentro, la puede pensar, la puede esperar. Pero para que este proceso se dé óptimo no es justamente necesario que el bebé se encuentre lo más pegado a ella hasta esta edad y se le tenga que dar pecho. El jarrito emocional que se va llenando, justo se realiza a partir de diferentes separaciones desde antes, y de que el niño coma y tome alimentos similares a los del adulto.

Los alimentos sólidos se aportan desde los 6 meses de edad, junto con la leche que puede seguir siendo pecho o mamila.

Es por eso que también cuando me preguntan si la libre demanda es recomendable, lo que puedo decir es que ambos madre y bebé necesitan de un espacio, no estar pegados.

La diferenciación que empieza el bebé a hacer de la madre, para lograr entender quién es él y quién la madre, para diferenciarse, no viene de estar pegados, viene de la mirada que se establece y el juego que se da en un espacio y ahí lograr entender “lo que soy“yo” y “no soy yo”.

Y pienso, ¿se puede siempre exigir a las madres estar en una libre demanda para sus bebés?

Las madres también necesitan de un espacio propio para que el reencuentro sea agradable y satisfactorio, y con esto no quiero decir que hay que dejar llorar de manera agresiva a un bebé, sino que estos espacios de reencuentros se fortalezca el vínculo y la alegría de verse.

Claro que hay que escuchar a los hijos en estas etapas, pero la escucha no es tapar inmediatamente el llanto con la llegada de un pecho, la escucha tiene que ir más allá.

La libre demanda aporta la idea de no dejar llorar al bebé y cada vez que pida el pecho darlo, pero lo más maravilloso que se da en el aprendizaje en este vínculo, no siempre es el pecho, si no el juego, la búsqueda, el encuentro, y algo que se da muy importante cuando el bebé llora: la fantasía. Cuando, por cuestiones naturales, este pecho no llega inmediatamente, el bebé tiene la posibilidad de fantasearlo, además va aprendiendo la autorregulación, la espera. Claro que todas estas frustraciones se tienen que ir dando de manera óptima.

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Retomando las preguntas iniciales; cada madre va a decidir en esta diada con su hijo si dar pecho y por cuanto tiempo.

Efectivamente dar pecho siempre es una bella decisión, una decisión que se sabe va aportar a nivel alimenticio y emocional muchos beneficios, sin embargo, no es la única.

El tiempo es también una decisión personal, a partir del año realmente los aportes de nutrición vienen de los nuevos solidos que ingiere este bebé, y la relación emocional se fortalece a partir de miradas, juegos, caricias, acompañamientos y no exclusivamente de dar pecho.

Por otro lado, una buena mamila es también una bella manera de alimentar, de integrar a papá y no algo para que las culpas y la sociedad hagan persecución.

Por último, una pregunta también muy frecuente es las madres que dan pecho, cómo se puede ir destetando. Esto se hace pausadamente, no puede ser de manera abrupta ni para la madre ni para el bebé.

Se van quitando las tomas más fáciles, se van intercambiando por juegos y miradas, se pide ayuda de un tercero. Si esta papá esta es otra de las bellas entradas que se le da al padre, y si no otro que ayude a este corte.

En fin… Dar pecho es muy bello, dar pecho apoya nutrientes, dar pecho fortalece el vínculo, pero dar pecho no es la única opción.

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Psicoanalista y psicoterapeuta de adolescentes y adultos. Docente de posgrado y ex coordinadora del Doctorado de la Asociación Psicoanalí­tica Mexicana, por su interés en la investigación en temas relacionados al psicoanálisis. Autora de diversos escritos tanto académicos como de divulgación y dos libros: 'Mitos del Diván' y 'La compulsión de repetición: La transferencia como derivado de la pulsión de muerte en la obra de Freud.'

Coautora del libro "Misión imposible: cómo comunicarse con los adolescentes" junto con Martha Páramo Riestra de Editorial Grijalbo 2015

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Psicoanalista y psicoterapeuta de adolescentes y adultos. Docente de posgrado y ex coordinadora del Doctorado de la Asociación Psicoanalí­tica Mexicana, por su interés en la investigación en temas relacionados al psicoanálisis. Autora de diversos escritos tanto académicos como de divulgación y dos libros: 'Mitos del Diván' y 'La compulsión de repetición: La transferencia como derivado de la pulsión de muerte en la obra de Freud.' Coautora del libro "Misión imposible: cómo comunicarse con los adolescentes" junto con Martha Páramo Riestra de Editorial Grijalbo 2015

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