¿Por qué el psicoanálisis?

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Bipolar disorder concept as a human head divided in two pieces with a maze or labyrinth inside as a mental health care symbol and medical psychological metaphor for the social behavior challenges of the disease.

“Una vida sin ser analizada, no merece la pena ser vivida”
                                                           Sócrates

 

Para quienes no sepan qué es el psicoanálisis explico que es una disciplina formulada por el neurólogo vienés Sigmund Freud a finales de 1900. Implica una práctica terapéutica que pretende aliviar el dolor psicológico a partir del análisis de los procesos de la psiquis (mente o alma), que incluye una teoría de su funcionamiento (metapsicología), y un método de estudio de su actividad (investigación).

Ir a psicoanálisis implica enfrentarse con lo desconocido que nos habita. Al hablar con un psicoanalista que nos escucha cuidadosamente, revisamos nuestra vida pasada y presente, reconfigurando y resignificando las huellas que nos han quedado, y cómo estas huellas se han ido ligando a nuestros problemas en la actualidad.

Mis pacientes acuden a tratamiento psicoanalítico cuando se ven imposibilitados para pensar, para pensar en lo que les está pasando, para pensarse a sí mismos. Sólo pueden sentir dolor, angustia, tristeza… y a veces se ven una y otra vez atrapados en las mismas situaciones de desesperanza y de incomprensión. En ocasiones es el cuerpo el que siente y resiente pues se enferma y aparecen las dolencias manifestadas ahí, sin explicación. Enfermedades, insomnios, conflictos con los demás. Vacío, soledad… la lista de quejas es interminable.

Si algo resulta del paso por la experiencia psicoanalítica es precisamente lograr la capacidad para pensar en uno mismo, y por añadidura en el otro y en el mundo. El pensar es una creación de ideas, ideas que se organizan en un discurso que a la vez nos ordena (y desordena). Quizás es a través del psicoanálisis que descubrimos el montón de mentiras que nos hemos dicho a nosotros mismos acerca de nuestra existencia, cómo hemos “novelado” nuestra vida, y cómo un gran sector de nuestras ideas y pensamientos no son conscientes. ¡El hombre no es el dueño de su casa! Me estoy refiriendo al “inconsciente” y al hecho de que mucho de lo que nos determina cotidianamente no es sabido por nosotros mismos.

Pensando en el mundo moderno, donde el sufrimiento y el dolor son continuamente negados -quizás como mecanismo de defensa- parecería que el psicoanálisis no tiene lugar, sin embargo escritores y filósofos actuales están cada vez más interesados en la práctica psicoanalítica, pues afirman que por medio del análisis se descorre el velo del mundo interno y se obtiene un conocimiento de aquello que cada uno desea. Claro que implica dejar de lado lo conocido y seguro para entrar a un universo donde lo que prevalece es el enigma, el misterio. La psicoanalista Melanie Klein decía que es como entrar a una habitación oscura con una vela: en la medida que se alumbran algunas esquinas también se revela la amplitud que queda escondida tras la oscuridad.

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A veces este método terapéutico ha sido criticado por considerarse anticuado, sin embargo el psicoanálisis es en realidad una disciplina plural, fecunda y sobre todo vital, que se ha estado renovando para enfrentar las manifestaciones patológicas de la época actual, en la que cada vez es más frecuente el pedido de ayuda por tener la sensación de estar viviendo una vida “sin sentido” o “falsa” y que genera intentos fallidos por llenar el vacío en forma superficial y rápida. El psicoanálisis se atreve a analizar la infelicidad posmoderna y critica todo intento fútil y mágico de resolver los huecos humanos a nivel narcisista, sin dar la vuelta por la profundidad afectiva de nuestros recuerdos más conmovedores

Lo que sí es cierto es que el psicoanálisis pone en duda la noción de “normalidad” y nos invita a pensar en lo singular de la búsqueda del sentido individual, dando fe de lo propiamente humano que se re-conoce mediante el paso por el psicoanálisis. Entiende de distinta manera la noción de locura, pues el psicoanálisis es un tratamiento para los más “cuerdos”, para aquellos que toleran la intensidad de verse a sí mismos.

Lo que oímos por ahí es que el psicoanálisis es un plomo, un nudo de conceptos e ideas sumamente complejas de las que sólo se habla entre psicoanalistas en las grandes reuniones, en los congresos, en las publicaciones especializadas. Eso es una realidad: Por un lado, el psicoanálisis viene enganchado del brazo de las ciencias naturales, y por el otro lado, de la filosofía, dándole una patada al misticismo y abrazando siempre a la investigación para alcanzar el estatuto de ciencia. Así es que sí, el psicoanálisis resulta ser una disciplina complicada que requiere su estudio continuo y minucioso. Los psicoanalistas nos mantenemos ocupados con esto, y con la relación que continuamente realizamos entre la adquisición de nuevos conocimientos y nuestra práctica clínica. Quizás por esto no hallamos el tiempo para difundirlo, o tal vez a veces no tenemos la suficiente claridad para poder explicar los conceptos psicoanalíticos en una forma que pueda ser transmisible en términos más sencillos.

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También nos asusta la confrontación y la resistencia que genera el psicoanálisis en el mundo y en la actualidad, y lo vemos todos los días entre nuestros amigos, nuestros familiares y nuestros conocidos. El lector común, ha quedado al borde, marginado de un conocimiento que es entonces plagado por la información simplificada y abreviada, y por tanto, banalizada. Este hueco lo colman los psicólogos y las terapias populares que prometen la cura rápida y mágica, más acordes con el “fast track” de la posmodernidad.

¿Qué si recomiendo asistir a psicoanálisis? ¡Definitivamente! Es una forma de vida, a veces ruda pero siempre enriquecedora.

Termino con una cita de Bertrand Russel:

“Antes de morir, tengo que encontrar alguna manera de expresar lo esencial que hay en mí, algo que nunca he dicho, algo que no es amor, ni odio, ni piedad, ni desprecio, sino el intenso hálito propio de la vida, que viene de muy lejos y que introduce en la vida humana la inmensidad y la tremenda fuerza imparcial de las cosas no humanas”

Bertrand Russel “Autobiografía”

A lo que Emilio Rodrigué comenta:

“Tomándonos alguna libertad, podemos decir que el psicoanálisis es la ciencia de la tremenda fuerza imparcial de las cosas no humanas del hombre”

 

Recuerden nuestras páginas:

www.psiconoce8.wix.com/psiconocer
www.ganamorfosis.wix.com/anamorfosis

 

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Psicoanalista y psicoterapeuta de adolescentes y adultos. Docente de posgrado y ex coordinadora del Doctorado de la Asociación Psicoanalí­tica Mexicana, por su interés en la investigación en temas relacionados al psicoanálisis. Autora de diversos escritos tanto académicos como de divulgación y dos libros: 'Mitos del Diván' y 'La compulsión de repetición: La transferencia como derivado de la pulsión de muerte en la obra de Freud.'

Coautora del libro "Misión imposible: cómo comunicarse con los adolescentes" junto con Martha Páramo Riestra de Editorial Grijalbo 2015

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