Piso 32 del corporativo con lo más nuevo en tecnología para edificios inteligentes.
Al fondo, la oficina de vicepresidencia.
Son casi las 10 de la noche y la oficina de Franco es la única con la luz encendida.
Hace más de 5 horas los empleados se fueron.
Pero Franco sabe que como vicepresidente de la constructora más importante del país, no puede irse sin terminar varios pendientes.
Suena el celular y Franco contesta la llamada. Se trata de su esposa que le pregunta si ya va en camino a su casa. Desde hace una semana quedaron en que cenarían con unos amigos y ya lleva más de dos horas de retraso.
Franco le asegura que ya terminó y no tardará mucho.
Al colgar el celular, la línea privada de su oficina recibe otra llamada. Es el presidente de la constructora y Franco sabe que tiene que contestarle.
Surgió un problema con el complejo residencial de Cancún y necesitan que viaje mañana mismo para arreglarlo.
Franco confirma su viaje y se queda otro rato, ahora estudiando los reportes para explicarse por qué hay un retraso no contemplado en la construcción.
Así, entre lectura de reportes, planeaciones e informes de los ingenieros a cargo, Franco se da cuenta de la hora cuando ya pasa de la media noche. Guarda los archivos, apaga la computadora y le deja un mensaje a su secretaria, pidiéndole que le reserve un vuelo y una habitación en el hotel de siempre para su viaje.
Cuando Franco llega a su casa, su esposa ya lleva varias horas dormida. Muerto de cansancio, llega a la cama y apenas le da tiempo de quitarse el traje y la camisa, antes de caer completamente dormido.
A las 4 horas, Franco se levanta e inicia nuevamente su rutina de trabajo, ahora con un viaje en puerta. Algo que tampoco resulta extraño porque así es por lo menos una vez a la semana, desde hace varios años.
Franco duerme entre 4 y 5 horas al día, trabaja de 7 de la mañana a 10 de la noche, cuando bien le va. Y los sábados y domingos se la pasa inspeccionando las construcciones en varios estados de la República. Para él, el minuto no trabajado es un minuto perdido.
Sobra decir que a sus 45 años, y aunque está casado desde hace más de 10 años, Franco no tiene hijos y en los últimos meses su matrimonio está en la cuerda floja. Sin embargo, él dice que pronto se tomará unas vacaciones y que arreglará los problemas en su vida personal.
Esa mañana, Franco sale de su casa a las 7 en punto, con maleta en mano, sube al auto y conduce al aeropuerto. La eficaz de su secretaria consiguió un vuelo a las 9 para que así le rinda más el día.
Franco nunca llegó a abordar el avión. Horas más tarde, los empleados del corporativo se enteran que su jefe sufrió un ataque cardíaco mientras conducía y murió al estrellar su auto con un camión.
La historia del periodismo de vida en este viernes nos habla de un tema muy delicado y, por desgracia, muy común: Las consecuencias de no descansar y sólo vivir para trabajar.
Según un estudio realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los mexicanos trabajan unas 2 mil 237 horas al año. Colocándose así, entre los países con jornadas laborales más largas.
Pero aquí un dato escalofriante…
¿Sabías que trabajar en exceso, hasta la muerte, y hablo literalmente cuando digo “hasta la muerte”, ya se considera un tipo de suicidio?
Así es. En Japón, se registran al rededor de 200 muertes al año por esto y se le dio el nombre de “karoshi”.
La causa del karoshi es trabajar en exceso y las consecuencias son ataques cardiacos, hemorragias cerebrales y accidentes causados por el cansancio a la hora de manejar o de transitar por las calles.
Pero eso no es todo, porque aunque en México no se le ha dado un nombre o una categoría a estas muertes, también ocurren y con más frecuencia de la que pensamos. Lo que pasa es que las víctimas sufren estos ataques o derrames cerebrales y no se habla de qué las originó, cuando es el famoso estrés la causa de todo.
También debemos tomar en cuenta que así como existen los adictos al trabajo, también están aquellos que lo hacen por necesidad y porque no les queda de otra. Y les explico a qué me refiero con más cifras:
Los mexicanos somos los que menos días festivos no laborales tenemos en todo el mundo.
Según la consultora Mercer’s Worldwide Benefit and Employment Guidelines, en México sólo hay 7 días feriados. ¿Cuáles son estos días?
La Ley Federal del Trabajo indica que son:
- El 1 de enero, por año nuevo.
- El primer lunes de febrero, conmemorando la promulgación de la Constitución de 1917.
- El tercer lunes de marzo, por el natalicio de Benito Juárez.
- El 1 de mayo que se celebra el día del trabajo.
- El 16 de septiembre, por la Independencia de México.
- El tercer lunes de noviembre, por el aniversario de la Revolución.
- El 25 de diciembre, por Navidad.
Además, cada 6 años, también es festivo el 1 de diciembre por la transición del Poder Ejecutivo Federal.
Las personas que no disfrutan de sus ratos libres o que no descansan del trabajo, presentan problemas de estrés; la presión sanguínea y el colesterol aumentan, causando complicaciones con el corazón; tienen crisis depresivas; originan problemas en su metabolismo y por eso aumentan de peso; y se sienten fatigadas todo el tiempo.
En verdad no se necesita de mucho dinero ni de días enteros para tomarse un descanso y relajarse del trabajo.
Acciones tan simples como fijar horarios en los que ya no se trabaja en casa, o se responden llamadas y correos de la oficina, o establecer con los jefes que tal día del fin de semana es completamente laboral y que lo respeten, eso es lo que puede generar un gran cambio en la rutina, pero sobre todo en la salud física y mental de todos.
Respeta la hora de la comida, o la cena en familia. Ese momento en que duermes a tus hijos o una hora antes de dormir para platicar con tu pareja, lo que sea para desconectarte del trabajo. Y verás que el descanso será mucho mejor y podrás rendir más al siguiente día.
En este periodismo de vida, te pregunto: ¿qué haces para relajarte o divertirte en tus ratos libres? ¿O te das cuenta en este momento que no disfrutas esos momentos?
Hola, soy Fernanda Familiar, Fer para ti.
Esta es tu casa digital, donde para mí es un placer recibirte para informarte de contenidos actuales, noticias y muchas historias, mismas por las que me llaman: la ’periodista de vida’.
Te comparto que junto con mi equipo de trabajo, haremos nuestro mejor esfuerzo para que tengas una experiencia memorable en esta navegación digital. Este espacio para mí representa un compromiso y una responsabilidad porque eres mi invitada o invitado de lujo.
Mi día a día es una locura: voy del programa de radio en Grupo Imagen, a encontrarme con miles de personas en una conferencia, grabo los Fernanda Talks Home, atiendo mi casa y a mis hijos; de ahí a dar una plática para una empresa, entrevistar a alguien, escribir un poco para editar otro libro... Alguna vez me dijo Héctor Bonilla que yo me había tragado una turbina, y ¡sí! Vivo intensamente feliz a este ritmo, desde hace más de 30 años y, lo mejor, es que todavía tengo mucho que aprender, mucho por hacer, decir y compartir contigo.
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