Sábado 21 de septiembre de 1985…
Han pasado dos días del terrible terremoto que sacudió la Ciudad de México y dejó más de 10 mil muertos. Los titulares de la prensa contabilizan víctimas, edificios derrumbados, historias de supervivencia. Los nombres de aquellos héroes anónimos se conjuntan en uno solo: topos.
México despertó la mañana del 19 de septiembre con una terrorífica sacudida, pero también nació la sociedad civil. Reina el desconsuelo por los que ya no están, por los que no se sabe si volverán. Y mientras, el mundo sigue su marcha, el planeta gira, el sol ilumina un nuevo día en tierras andaluzas.
No es una mañana como cualquiera ni el viejo edificio en la Avenida María Luisa luce como de costumbre. La monumental construcción neobarroca de 4 mil 600 metros hoy se muestra imponente, espectacular. El Teatro Lope de Vega es nada menos que la sede para la edición 16 de el Gran Premio de la Canción Iberoamericana, mejor conocido como el Festival de la OTI.
Este palacio inaugurado el 30 de marzo de 1929, dicen que tiene una capacidad para 750 personas, pero en realidad ha dado cabida a más de mil 100 espectadores en las galas más reseñables de su historia, como en esta ocasión donde se reúnen 21 voces privilegiadas que compiten por el primer lugar de Iberoamérica.
Los preparativos mantienen a un centenar de personas trabajando horas sin parar. El personal de intendencia deja la sala impecable, el staff de técnicos no descansa un segundo supervisando que el sonido y la iluminación sean perfectos. Decenas de costureras y planchadoras corren de un lado a otro dando los últimos toques al vestuario.
Las pruebas de cámara aseguran que ningún detalle de la transmisión pase desapercibido para el público en sus casas. Los reporteros comienzan a tomar sus lugares, aprovechando los últimos momentos para tomar notas de cómo se viste de gala el Teatro Lope de Vega y las personalidades que empiezan a ocupar sus lugares.
Finalmente, los organizadores anuncian el inicio del Festival en un par de minutos, solicitando que todo mundo ocupe sus lugares. Después del conteo habitual, empieza la transmisión televisiva y aparecen sobre el escenario los conductores de este año: Emilio Aragón y Paloma San Basilio.
La noche transcurre entre aplausos y vítores para los representantes de Chile, Ecuador, Argentina y México. Al llegar el momento de las votaciones, el jurado declara un empate entre las canciones de México, Argentina y Ecuador. Lola Flores y el bailarín Antonio luchan por dar el premio a La Pinta, la Niña y la Santa María, canción que representa a Ecuador, de tono épico-histórico y favorita entre las autoridades andaluzas presentes en la gala.
Ante la cruda discusión y la demora que esto significa, Paloma San Basilio improvisa y al finalizar la actuación de Rocío Jurado, artista invitada de la noche, se presenta en el escenario y con las cámaras transmitiendo en vivo anuncia el empate y pide a Rocío que continúe cantando.
Rocío Jurado sólo tenía preparada su canción Chipiona y protesta desconcertada, pero al final decide afrontar el reto y añade otro éxito musical: El clavel. Así, sin ensayar ni partituras para la orquesta, tanto el director como los miembros de la orquesta y la misma Rocío se avientan el palomazo improvisando, mientras el teatro se viene abajo con los aplausos de un público fascinado.
Al término de El clavel, Paloma San Basilio anuncia que ya hay un resultado definitivo. Decisión que disgusta profundamente al bailarín Antonio y es muy claro para sus demás compañeros que forman el jurado: el ex torero Luis Miguel Dominguín, la dama de honor de Miss Universo Teresa Sánchez, la cantante portuguesa Adelaida Ferreira, el vencedor de la anterior emisión de el Festival Fernando Ubiergo, el cantautor Alberto Cortez y Lola Flores.
Dos de los tres países empatados comparte una misma distinción de las demás naciones participantes: sus representantes son jóvenes de raíz folclórica. En el caso de Ecuador, el intérprete de La Niña, la Pinta y la Santa María es un cantante de origen indígena llamado Jesús Fichamba. Por México, cantando El fandango aquí, Eugenia León.
El momento tan esperado llega. Paloma San Basilio anuncia el país ganador… ¡México! Con El fandango aquí, compuesta por Marcial Alejandro. Eugenia León llega al escenario profundamente conmovida y aún con ese hermoso vestido lila de grandes vuelos. Con lágrimas en los ojos abraza a Jesús Fichamba.
Esas lágrimas de emoción no sólo representan un triunfo para México, también son lágrimas de una mexicana que en ese instante llora por la doble bendición de saber que su familia en México se encuentra a salvo después del terremoto, noticia que recibió minutos antes de actuar en representación de su país.
En el periodismo de vida de esta mañana, el recuerdo de una de las noches más emotivas y significativas para los mexicanos en la OTI nos vuelve a traer a la mente esas imágenes de la increíble Eugenia León cantando y bailando una canción nada fácil y al mismo tiempo hermosa que habla de nuestra cultura, de nuestras fiestas y el sonido latinoamericano que nos distingue entre los países de habla hispana.
Eugenia es una de las cantantes más respetadas en la escena musical de México. Además de ganar el primer lugar en el Festival OTI de 1985, también fue premiada con el Grammy Latino a la Excelencia Musical y tiene más de 26 discos grabados y millones de copias vendidas.
Y cómo olvidar los conciertos con boletos agotados en el Palacio de Bellas Artes, en el Auditorio Nacional, en la Sala Nezahualcóyotl, en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, también en el Festival Cervantino y apenas hace un par de meses estuvo en el Teatro Metropolitan con lleno total.
Hoy que recordamos su éxito en el Festival OTI, también hay que mencionar que en ese momento se habló de si el terremoto tuvo algo qué ver con el premio. Sin embargo, el mismo jurado declara entonces que la solidaridad con México no había influido para nada en su decisión y es también la propia Eugenia quien declara a la prensa:
“Yo soy la primera que confía en que el resultado no tuvo relación con el temblor de México, porque esto es un concurso y lo que valen aquí son las canciones”.
Como indudablemente ocurrió y por eso es que hoy te pregunto a ti que me escuchas en ¡Qué tal, Fernanda! ¿Qué canción de Eugenia León recuerdas como la más significativa para ti y por qué? Comparte tus opiniones en las redes sociales de QTF.
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