Diabetes: prevenir o lamentar

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Don Jacinto espera con ansiedad en aquella camilla, donde una de las muchas enfermeras que van y vienen a toda prisa le dijo que aguardara.

Con esa sensación extraña de quien se sabe casi desnudo, don Jacinto comprueba en repetidas ocasiones que la bata no se abra.

En su mente, hay una sola pregunta: ¿Qué hubiera pasado si cuando le dijeron que tenía diabetes hubiese continuado con el tratamiento necesario y seguido las instrucciones del médico?

Pero dicen que el «hubiera no existe» y esta mañana don Jacinto comprueba que todas nuestras decisiones, o indecisiones, tienen consecuencias en la vida.

En eso estaba reflexionando, cuando una enfermera con dos camilleros se acercan a don Jacinto para decirle que ya es hora. Finalmente, lo ingresarán al quirófano.

Mientras avanzan por ese pasillo inmenso, don Jacinto mira las lámparas en el techo, como si fuera la misma que se repite una y otra vez. Intentando olvidar así que en unas horas su vida cambiará para siempre.

Una vez en la mesa de operaciones, un recuerdo muy nítido se reproduce en la mente de don Jacinto: Aquella tarde cuando le dijo el médico que era uno más de los millones de mexicanos que padecen diabetes.

En un principio, el mundo se le vino encima por todo lo que había escuchado de mucha gente que igual está enferma de diabetes y menciona que ya nada es igual.

Como casi todos, don Jacinto empezó a tomar los medicamentos que le recetó el médico, cuidó no comer alimentos con azúcar y los que le dijeron que también producían un aumento de la glucosa en su sangre. Hasta hizo un poco de ejercicio las primeras semanas.

Pero un buen día, alguien le dijo: “¿Qué tanto es tantito?” Y don Jacinto volvió a comer un pan de dulce, la mitad. Y no le hizo daño.

Otro día, don Jacinto tuvo antojo de refresco y se permitió medio vaso. Nada más para quitarse la ansiedad. Y no le hizo daño.

Semanas después, don Jacinto olvidó tomar sus medicamentos y lo mismo ocurrió durante el mes posterior, ya que a don Jacinto le daba mucha flojera estar al pendiente de los horarios y dosis que le señalaron en la clínica. Y tampoco le hizo daño.

Pero lo que don Jacinto nunca supo, es que sí le hacía daño. Esos permisos, gustitos y olvidos, poco a poco fueron afectando su sistema circulatorio, digestivo, el hígado, la visión, la piel y muchos otros más.

Hoy, mientras se dirige al quirófano, don Jacinto se pregunta «¿Qué hubiera pasado si…?»

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Pero ya es tarde, porque cuando don Jacinto despierta de la anestesia, encontrará que su cuerpo ha sido mutilado. Don Jacinto sabrá con dolor y tristeza lo que significa la amputación de una pierna. Y entonces, comprobará que en verdad el «hubiera» no existe.

La historia de don Jacinto es la historia de millones de mexicanos que sufren las consecuencias de tener demasiada glucosa en la sangre por mucho tiempo. Estos altos niveles de glucosa pueden dañar órganos del cuerpo, como el corazón, los vasos sanguíneos, los ojos y los riñones.

Mantener el nivel de glucosa en la sangre dentro de los límites recomendados puede prevenir o por lo menos retrasar los problemas de la diabetes.

También la presión arterial es algo que toda persona con diabetes debe cuidar. Una presión arterial normal le ayudará a prevenir el daño a los ojos, los riñones, el corazón y los vasos sanguíneos.

Pero es muy importante contar con un plan de comidas, los medicamentos y la actividad física indispensable para mantener una presión arterial recomendada si se padece diabetes.

Otro punto que necesitamos mencionar es el de la alimentación. Los niveles normales de colesterol y de grasa en la sangre ayudan a prevenir enfermedades del corazón y los derrames cerebrales, que son los problemas más graves en la gente con diabetes. Por eso, acudan a su clínica de confianza y pidan que les realicen una prueba para revisar los niveles de grasa en la sangre, por lo menos una vez al año.

Cuidado si fuman y están enfermos de diabetes, ya que puede originales un ataque al corazón, derrames cerebrales, enfermedades renales y de los nervios. Dejar de fumar ayuda para que los niveles de colesterol desciendan y la presión arterial mejore.

Hay muchas medidas para cuidarse. Entre las cuales están revisar los pies todos los días para comprobar si no hay un daño considerable, como cuando los nervios o los vasos sanguíneos dejan de funcionar correctamente y se pierde la sensación. Lo que trae como consecuencia que no se sienta una cortadura, una ampolla o una llaga. Estas lesiones en el pie causan úlceras e infecciones que en casos graves pueden terminar en la amputación, como le pasó a don Jacinto.

Otra de las medidas para cuidarse es preguntar al médico si tomar una dosis de aspirina diariamente puede reducir el riesgo de padecer enfermedades del corazón. Para los ojos, se tiene que visitar al oculista una vez al año.

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Y nunca, pero nunca, hay que dejar de revisar los niveles de glucosa en la sangre, todos los días, antes y después de las comidas. Un correcto registro de esto, será de vital importancia para que el médico determine la medicación, la dieta y los cuidados necesarios.

Son pasos muy sencillos que nada cuesta seguir y que podrían marcar la diferencia entre vivir bien o sufrir una de las muchas consecuencias desagradables por no cuidarse. Se trata de prevenir y no de lamentarse después.

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